HISTORIA

Aquí una breve historia de las Ermitas en el mismo orden que se recorren en la cicloturista I BTT ERMITAS DE HUESCA.

ERMITA DE SAN JORGE.

Al sur de la ciudad y sobre un cerro se encuentra la Ermita de San Jorge que da nombre al cerro. Será el sitio de salida y llegada de nuestra prueba. 
En este lugar que en la baja edad media se denominó Pueyo de Sancho, el rey Sancho Ramirez construyó una fortificación para el asedio de la ciudad musulmana de Wasqa (la actual Huesca).
Él mismo murió es ese asedio.
Allí, de la mano de su hijo Pedro I, tuvo lugar en noviembre de 1096 la batalla de Alcoraz y en ella apareció el mismísimo San Jorge para ayudar a los cristianos, por lo menos esto dijo un caballero alemán que participó en la batalla y contó que encontrándose luchando contra los musulmanes en Antioquía, a consecuencia de un lance enemigo perdió su montura, apareciendo entonces un caballero que lo subió a la grupa de la suya, trasladándose ambos instantáneamente a este lugar y esta batalla, a cuya victoria contribuyeron (por lo visto) decisivamente.
Increible leyenda digna de caballeros medievales cuyo origen hay que atribuir al alemán, narrador del prodigio.

La victoria fué para las tropas cristianas aragonesas y en la batalla perdía la vida el rey Sancho Ramirez. Para rememorar tal hazaña el rey Pedro I (su hijo) mandó construir la primera ermita que luego se reconstruyó a mediados del siglo XVI por el maestro D. Domingo de Almazor.

Esta construcción es la que podemos contemplar hoy día, siendo en la festividad del patrón de Aragón cuando acude multitudinariamente la ciudad a honrar al Santo el 23 de abril.

ERMITA DE NUESTRA SEÑORA SALAS Y DE LA HUERTA.

Una vez salgamos en dirección Este, por la carretera que circunvala el Palacio de Congresos de Huesca tomaremos el camino de Salas.


A mas o menos un kilómetro se encuentra bonito templo de Nuestra Señora de Salas y de la Huerta.
Hacia el año 1.200 La reina Doña Sancha viuda de Alfonso II de Aragón, la mandó reedificar, se puede adivinar la antigüedad de este templo situado en medio de la huerta oscense y cuya advocación era precisamente la Virgen de las Huertas. Se dice que aquí ocurrió de nuevo y portentoso prodigio divino. Un buen día, a los habitantes de Salas Altas (en las proximidades de Barbastro) les desapareció de la iglesia la imagen de su virgen muy amada, y vinieron a encontrarla en este Santuario. Acudieron al obispo que les indicó que era sabido que un coro de ángeles había transportado a la virgen a este lugar dando por supuesto que la virgen deseaba estar allí. Como consolación a partir de entonces, el santuario se llamaría de Nuestra Señora de Salas y de la Huerta.

Otro milagro hizo esta voluntariosa Virgen cuando un infante abad de Montearagón quiso castigar al prior del Santuario por un presunto delito. La virgen dio un grito, apartó de sí a su hijo y perdió el color y la hermosura (todo esto se narra en una de las diecisiete cantigas que Alfonso X el Sabio, en su famoso texto, dedicó a esta virgen). Decir que tras esto el Infante Prior arrepentido de su mala acción, entro con sus hombres en el templo todos con dogales al cuello en señal de penitencia siendo perdonados por la Virgen que atrajo hacia si a su hijo, aunque nunca recobro el color.

En el siglo XVIII fue de nuevo modificada y decorada al estilo barroco por Jose Sofi, concluyendo la reforma Martín de Gurrea.

ERMITA DE LAS MÁRTIRES.

Por un ramal del camino retornamos a Huesca para dirigirnos desde la parte trasera de la Ciudad Deportiva por el carril bici hacia el puente sobre el Isuela en la avenida de Ramón y Cajal y por la ronda de Montearagón, alcanzamos la subida al cerro de Las Mártires para contemplar esta olvidada ermita que esta recién restaurada junto con su entorno por el Ayuntamiento de Huesca. Tres nombres relacionan el pequeño montículo con las Santas Nunila y Alodia. Al ahora llamado Cerro de las Mártires por ser el lugar a donde se arrojaron los cuerpos de las dos hermanas, para que como tantos otros ajusticiados, fueran pasto de las alimañas (cosa que milagrosamente no ocurrió, por lo que las arrojaron a un pozo en el interior de la ciudad, pretendiendo que no se convirtieran precisamente en mártires para los cristianos). Se le llamó también de las Horcas por ser el lugar usado en la edad media para ahorcar a los condenados, y además Cerro de Zumac, por Zumahil, Virrey de Abderramán que visitaba periódicamente los territorios del reino de Al-Andalus y que finalmente condenó a muerte a las hermanas denunciadas reiteradamente ante Calaf  (procónsul de la ciudad) por un familiar, por no querer acatar la ley que obligaba a que fueran musulmanes, los hijos de musulmán y gentil (o muladí).

Fantástica historia la de estas gemelas cuyo origen se disputan Huesca y Adahuesca y que sin mucho respaldo, son también reivindicadas por Bezares en la Rioja o Huescar en Granada.

En época más reciente, se ubicó en este lugar un cementerio usado durante la última guerra civil ya que el municipal se encontraba fuera del cerco que rodeaba la ciudad.

ERMITA DE SANTA LUCIA. 

Siguiendo por el bonito parque junto al Isuela y con la muralla y el único torreón en pie de fondo, tomamos dirección hacia el monumento al mulo de montaña, y  nos dirigimos hacia la ermita de Santa Lucia.
De Mucha antigüedad, como las anteriores, hay incluso una leyenda que dice que  en el lugar que ocupa Santa Lucía, nació San Saturnino Obispo de Toulouse y patrón de Pamplona que bautizó a San Fermín.



El 29 de noviembre, que se celebra su onomástica, (la de San Saturnino) fue fiesta en Huesca hasta 1641 y los ciudadanos y el cabildo acudieron hasta 1603 en procesión a este lugar, donde se celebraba misa en un altar propio del Santo, del que se sabe que predicó por el norte de Hispania y según los lugares se le conoce como S. Serenín, S. Sadurní, S. Sadurniño, S. Cernín etc.

Tal vez todo esto tenga algo que ver con hecho de que El Rey Pedro I entrara en la ciudad de Huesca el 28 de noviembre, precisamente vigilia de la festividad del Santo.
Hubo en esta ermita una cofradía instituida en diciembre de 1.394 de S. Nicasio, S. Fabián y S. Sebastian que luego pasó a llamarse de Santa Lucía y que finalmente conforme fue perdiendo miembros se unió a la de Jara.

ERMITA DE JARA.

Desde aquí, seguimos por camino en dirección norte y tras cruzar por el paso inferior la carretera de la variante, se divisa en un alto la restaurada Ermita de Jara.


Hace unos años, de este antiguo edificio, solo quedaban unos trozos de pared y un par de arcos, afortunadamente, se restauró y por lo menos se puede reconocer el lugar en el que se ubicó antiguamente una Iglesia dedicada a Santa Eulalia. Cambiándose mas tarde la advocación a la Virgen de Jara. Desde antiguo se llamó, a este lugar, termino de Xara.
En época de esa primera nominación, aquí nació la llamada Cofradía de San Juan de los Ballesteros. El 10 de diciembre acudían a Jara para honrar a Santa Eulalia. 

Fue esta una corporación muy activa en las fiestas tanto de San Juan, como de San Lorenzo, y otros santos, concurriendo a los oficios con su bandera y armados con ballestas. Así pertrechados, acudían incluso a las corridas de toros. 

Su lugar de reunión para asistir a dichos actos, era el pórtico de la iglesia de San Lorenzo.

No se sabe la fecha en que se fundó esta cofradía, pero en 1.460 se dieron nuevas normas ya que las que tenían se habían perdido.

ERMITA DE CILLAS.

Después de volver de Jara sobre nuestro pasos hasta Santa Lucia, por las fuentes de Marcelo nos dirigiremos a Yéqueda para después de rodear la Alberca de Cortés y pasar cerca de la Ermita de Cillas, que por su acceso sólo por crta solo pasaremos cerca.


En la Ermita de Cillas, o mejor dicho en el Santuario de Nuestra Señora de Cillas nombre de origen latín (cella/ae = despensa, bodega). 

En los alrededores se han hallado restos de construcciones de época romana que confirman esa antigüedad, pero la primera vez que se nombra por escrito este lugar es a finales del siglo XII.
El aspecto que presenta hoy día es más moderno ya que en el siglo XVIII, se edificó de nuevo.

El entorno posee magia suficiente para encandilar al visitante. Por un lado, lleva la Virgen de Cillas una gran fama de milagrera, de ello dan fe los muchos exvotos que cuelgan en el interior del templo.

Las aguas del manantial próximo (en la arboleda junto a la ermita) se encuentra la fuente donde la noche de San Juan, sus aguas se convierten en milagrosas para quien las beba o se sumerja en ellas. Allí se juntan esa noche, gentes venidas de lugares diversos, algunos bastante alejados como Tauste o Ejea de los Caballeros. Esta tradición entronca directamente con ritos precristianos relacionados con el solsticio de verano.

ERMITA SANTUARIO DE LORETO.

Cruzaremos la carretera de Ayerbe agrupados a la altura de Alerre para dirigirnos hacía Banaries por caminos y carrascales.

Casi durante todo el camino, se divisa el hermoso y austero edificio que diseñó Juan de Herrera. 

La siguiente visita, el Santuario de Loreto, que se supone que está ubicado en el lugar que ocupó la casa en la que vivió San Lorenzo con su familia. Por tanto es un lugar muy querido y respetado por los Oscenses. 

Tradicionalmente el Ayuntamiento junto con el Cabildo municipal, solían acudir en romería el primero de mayo. 

El domingo siguiente se celebra la romería de los siete lugares que son: Alerre, Banastás, Chimillas, Yéqueda, Huerrios, Banariés y Cuarte, con este acto agradecen la protección y los beneficios que les ha otorgado ese año la virgen a la vez que cambia el turno de mayordomo que renueva el “voto” o promesa para el año siguiente.

De allí nos dirigiremos hacia el Palacio de Deportes bajo el cerro y Ermita de San Jorge.